Día a día personas a lo largo de todo nuestro país, buscan por sus propios medios, informarse, participar y acceder a la justicia para impedir que se continúe profundizando la crisis climática y ecológica en la que actualmente nos encontramos. De esta manera, el contrapeso ejercido por la sociedad civil es fundamental para el resguardo del medio ambiente y la democracia. 

por Constanza Dougnac

Al momento de escribir esta nota, se comunica que el 15 de mayo, Chile entró en sobregiro ecológico, siendo, por tercer año consecutivo, el primer país de la región en alcanzarlo. 

Haciendo un barrido por diferentes territorios de Chile, las alertas se encienden nuevamente con intoxicaciones de niños y niñas en la zona de Ventanas, Quintero/Puchuncaví, producto de la emanación de gases tóxicos. Localidad que ya se ha normalizado como “zona de Sacrificio” y que espera hace tres años que se cumpla un fallo de la Corte Suprema para poder identificar las responsabilidades por la grave contaminación que día a día tiene a sus habitantes muriendo de cáncer y abortos espontáneos, entre otras enfermedades. Catorce empresas contaminantes componen ese cordón industrial, entre las que se cuentan una central termoeléctrica a carbón, una refinería de cobre, una distribuidora y almacenadora de gas licuado, un puerto que almacena sustancias químicas, por mencionar solo algunas. 

En Arica, vecinos y vecinas esperan el pronunciamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por la denuncia presentada el año 2007 contra el Estado de Chile. Mientras

 tanto, las casas construidas a metros (y con tierra contaminada) de un relave de desechos tóxicos mineros importado desde Suecia en la década del 80’, nunca fueron demolidas (como lo ordenó la Corte Suprema) y ahora son ocupadas por inmigrantes y personas sin hogar.  Mientras, los tóxicos siguen ahí a pasos de niños y niñas que nacen y crecen con serios problemas de salud. 

En las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes prolifera la salmonicultura sin importar si se ubican en áreas protegidas y con sanciones que, en la mayoría de los casos, solo son económicas cuando los escapes y otros daños dejan impactos permanentes para los ecosistemas y la vida de las comunidades. 

Al mismo tiempo, las alertas diarias de noticias nos ratifican algo que ya sabemos desde hace un tiempo, una explosiva combinación entre el sistema de privatización de las aguas, un modelo de desarrollo que solo busca el crecimiento 

económico y el cambio climático, tiene a 170 comunas con decreto de escasez hídrica y a 226 en Emergencia Agrícola por déficit hídrico.  

En este contexto, personas a lo largo de todo Chile luchan por defender su derecho humano a vivir en un medioambiente sano. Sin embargo, y aunque parezca contradictorio, la vida de las y los defensores ambientales no solo está en riesgo producto de las amenazas a la naturaleza o la contaminación, más gravemente lo está producto de oponerse a los distintos intereses y poderes de quienes disfrutan de los beneficios sin sufrir los impactos. 

A meses de haber sido aprobado y ratificado el Acuerdo de Escazú por parte del Senado, conversamos sobre los desafíos de defender el medioambiente con: Alejandra Donoso, abogada de la Universidad de Chile y Directora de la ONG Defensoría Ambiental; Lorena Donaire, profesora de educación física, fundadora de Mujeres Modatima y habitante de La Ligua; Lily Plaza, de la ONG Ojos de Mar, quienes hoy luchan por defender este humedal frente a la expansión del Puerto de San Antonio; y Manuel Carvajal, habitante de Mejillones, donde deben convivir con 3 termoeléctricas a Carbón. Ellos son solo cuatro de muchos defensores y defensoras ambientales. 

¿Qué es ser una defensora ambiental?

“El medio ambiente es el nombre que le hemos dado al entorno que cohabitamos con otras especies, como también los ecosistemas. Básicamente son las condiciones para la vida humana y no humana, entonces yo creo que en primer lugar una conciencia de que eso existe y es importante, que está en riesgo muchas veces, y que tenemos una necesidad de protegerlo, de resguardarlo, porque de ello depende nuestra existencia, y la de las generaciones futuras, y la de las demás especies con las que coexistimos” señala Alejandra Donoso (AD), Abogada, activista y Directora de la ONG Defensoría Ambiental. 

Lorena Donaire (LD), Mujeres Modatima, agrega “para mí es la defensa del territorio.La defensa de todos aquellos derechos que nos han ido arrebatando poco a poco. Nosotros decimos que somos defensores, no activistas, porque para nosotros es como que el activista se “activa” en cierto minuto, y yo vengo desde los 14 años defendiendo mi territorio.

¿Cómo se llega a ser defensora ambiental? 

“Como que a veces sólo vas por el bien común y se van poniendo los adjetivos calificativos en el camino. “La defensora ambiental”, “la ambientalista”. No sé, como que, uno no lo busca, sino que es por el bien común. Nunca me imaginé ser defensora ambiental, pero una termina defendiendo lo correcto”. Comenta Lily Plaza (LP)

Para Manuel Carvajal (MC) es algo personal y una búsqueda de justicia “Cuando tenía 14, 13 años se puso la primera termoeléctrica en Mejillones. Y yo tengo una visión del Mejillones anterior, de cuando no había tantas industrias. (…) Es como si le hicieran daño a un hermano. O no sé, algo así como algo muy en el corazón. Cuando veo toda la  injusticia, veo que la diversidad no se puede defender, que la misma gente no se puede defender tampoco, o ignora cosas.

¿Cuál es la mayor dificultad que ves tú para defender el medio ambiente?

MC: La falta de información. La poca información que entrega, por ejemplo, el Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental. Es súper deficiente, y es más como si trabajara para la empresa que funcionar como un ente fiscalizador, o en este caso, que otorgue los permisos. Eso es lo primero: la falta de información real y también la falta de participación.

LP: “El tiempo, yo creo. Como que muchos quieren hacer cosas, pero quizás no todos tienen la posibilidad de dedicarse 100% a defender un espacio, sino que tienen que estar constantemente trabajando en un trabajo 8 hs., y después quizás a ratos dedicarse un poco al activismo ambiental. También quizás, la falta de recursos para poder sostener a una organización que se dedique a la defensa del medio ambiente”.

¿Cuáles son las principales amenazas que enfrentan las y los defensores ambientales? 

AD: Hay riesgos de varios tipos, no de todo se habla. Lo más evidente es la seguridad individual, personal. Lamentablemente han proliferado los casos en los que el poder corporativo, e incluso la policía, los carabineros, hemos tenido noticia de que efectivamente tienen una vigilancia sobre personas que defendemos la naturaleza, y cuando hemos enfrentado tribunales, por ejemplo para exigir que eso no ocurra, la justificación es el potencial movimiento de masas, con una lógica antigua, que ya debería ser superada, del “enemigo interno”. (…)

Pero también en términos psicológicos, porque es una pega desgastante, que  lamentablemente implica priorizar, y por ejemplo en las zonas de sacrificio ocurre que hay familias donde… una parte de la familia trabaja en las industrias, y sabiendo que están contribuyendo a contaminar, y en definitiva a alterar la salud de su familia, y eso genera problemas familiares, violencia, estrés.

LD: Es el sistema mismo, por ejemplo en el tema de la recuperación del agua, tú cuando haces una denuncia frente a la DGA, esta tiene como en su normativa, digamos, que ellos al denunciado le entregan el nombre del denunciante, entonces eso pone en riesgo a todos los defensores y a todos los que denuncian por el tema agua.  

(…) Cuando empecé a denunciar el tema de las escuelas sin agua justamente tuve mucha persecución del Municipio de La Ligua, en ese minuto, amenazas de que me iban a denunciar porque yo estaba con mis hijos en todas las instancias, que es como muy normal eso que pasa con las mujeres que tenemos hijos y que somos defensoras 

¿Crees que el Acuerdo de Escazú pueda ser un aporte para mejorar la situación de los y las defensores ambientales en Chile?

LD: El mayor valor que le veo es que nos da la información necesaria a los territorios respecto a los proyectos que se vienen o que se están gestando en nuestros territorios, que es la defensa justamente de los defensores y las defensoras que en este minuto estamos totalmente en una zona roja. (…) 

Siento que también vamos a lograr reducir la contaminación que existe en términos ambientales e hídricos. Yo creo que va a ser muy importante porque tú sabes que la participación ciudadana logra aminorar la corrupción. Entonces esto da acceso, este Acuerdo da acceso a la participación ciudadana, porque a veces la gente no sabe dónde empezar, cómo empezamos, qué hoja de ruta seguir. 

MC: El tema principal es el de la participación pública en el proceso de la toma de decisiones en el tema ambiental, porque como te decía, actualmente eso no se puede hacer, o sea, tú no puedes hacer ese tipo de cosas acá en Chile. 

LP: Es importante que adhiera y que después se cumpla. Porque hay montones de Acuerdos que Chile tiene en cambio climático, protección de humedales… pero siempre están buscando la forma de que, por algún motivo, en algún espacio no se cumpla esa ley. (Adscribirse a Escazú) Es un paso, sí, pero después tenemos que ver la acción concreta de que el gobierno realmente quiera aplicarlo.

AD: Toda esta idea de Chile cumpliendo todo lo que dice Escazú, Chile teniendo una institucionalidad ambiental súper robusta… “Chile, Chile, Chile” descansa sobre una idea de un país justo ambientalmente que no es real, o al menos no es real 100%.